En los últimos años del siglo XIX, Santiago Ramón y Cajal comenzó a realizar numerosos dibujos histológicos en los que se representaba, sobre todo, la morfología de los tejidos nerviosos, algo que siguió haciendo hasta principios de los años 30. Dichas ilustraciones fueron conocidas tempranamente por la comunidad científica, y tras la concesión a Cajal del premio Nobel en 1906 alcanzaron gran difusión en amplios sectores del pensamiento y la cultura. Las espectaculares y características imágenes de las neuronas pasaron a ser patrimonio visual colectivo y contemplando las obras realizadas por Tanguy, Masson, Miró, Ernst y otros artistas en los inicios del movimiento surrealista, se detecta que muestran un parentesco formal innegable con los esquemas y representaciones histológicas de Cajal.