La aceleración de la globalización está produciendo cambios profundos en el tejido social de las sociedades occidentales enfrentándolas a nuevos fantasmas. La crisis iniciada en 2007 ha castigado de manera virulenta a muchos países, especialmente del sur de Europa. Ha expuesto a sus sociedades a niveles de estrés económico y social, que amplias capas de la población han experimentado como ilegítimos, suscitando corrientes de indignación y desafección hacia las instituciones. La vida de muchos españoles y europeos se ha tensionado. Con ello han aparecido oportunidades de capitalizar mediática y políticamente una panoplia de malestares, algunos ligados a la crisis, otros trascienden ese marco temporal, pero que han encontrado en la crisis la mecha para prender el descontento. En los últimos años han proliferado toda clase de empresarios económicos y políticos dispuestos a probar fortuna agitando la bandera de la indignación contra expertos, élites políticas y económicas. ¿Qué ha ocurrido durante estos años que desencadena esta ola de repudio?