70 octavas componen “La fragilidad del peregrino” el poemario que Adolfo Burriel publica con Prensas de la Universidad de Zaragoza, pocos meses después de “Poemas para ordenar el silencio”, un libro dedicado a aquellos que no callaron. En “La fragilidad del peregrino” volvemos a encontrar al Adolfo que mira a la niñez, que reflexiona sobre el paso del tiempo, pero que, sobre todo, muestra sin desmayo su compromiso con las víctimas, los atacados, los desfavorecidos.